Los Zonians: ¿La Primera Subcultura en Panamá?
La huella de la presencia estadounidense en Panamá y la identidad nacional.
El término "subcultura" se utiliza en sociología y antropología para describir a un grupo de personas que comparten un conjunto distintivo de comportamientos y creencias que los diferencian dentro de la cultura dominante a la que pertenecen.
Durante casi un siglo, miles de estadounidenses vivieron en Panamá con todas las comodidades y facilidades, pero sin estar realmente en Panamá. La Zona del Canal de Panamá, establecida en 1903, funcionaba como un territorio exclusivo dentro del país, administrado por Estados Unidos y diseñado para el bienestar de quienes construyeron y operaron el canal, junto con sus familias y empleados. Con una extensión de 1,380.5 kilómetros cuadrados, esta zona era un enclave extranjero en suelo panameño.
Los zonians disfrutaban de un nivel de vida privilegiado: casas amplias, educación de primer nivel, supermercados abastecidos con productos importados y generosos beneficios laborales. La vida en la zona se desarrollaba en inglés, y el contacto con el resto de Panamá era mínimo. Clubes privados, cines con estrenos de Hollywood y equipos deportivos aseguraban que su vida cotidiana no se viera afectada por la realidad del país que los rodeaba.
Durante la Guerra de Corea (1950-1953), la población estadounidense en la Zona alcanzó los 100,000 habitantes, representando una décima parte de la población total de Panamá. Incluso en tiempos de paz, la separación entre la zona y el resto del país era evidente. Mientras en la Zona se vivía bajo estándares estadounidenses, en Panamá el debate sobre la soberanía del territorio crecía con cada generación.
¿Por qué escribir sobre esto ahora?
Se sabe que las tensiones políticas y diplomáticas entre Trump y Mulino están bastante tensas. En momentos como estos, más que nunca, es necesario educarnos y entender nuestra historia. Porque, como dice el dicho: "El que no conoce su historia, está condenado a repetirla". Y en Panamá, la historia con Estados Unidos no es solo una anécdota del pasado; sigue influyendo en nuestra política, nuestra cultura y hasta en las tendencias que consumimos. Así que antes de pensar que estas tensiones son cosa de ahora, recordemos que la presencia estadounidense en nuestro país ha dejado huellas mucho más profundas de lo que creemos.
¿Cómo se vestían los Zonians?
Mi madre me comentó que los estadounidenses parecían desarreglados, con un estilo que ella describía como bastante "tropicaloso" o, mejor dicho, "destartalado". En cambio, los panameños solían ser más sobrios en su vestimenta, destacando prendas como la guayabera en esa época. Su influencia cultural fue clave en la configuración del país. Por algo se dice que Panamá está americanizado: desde las tendencias hasta las marcas que consumimos y cómo las consumimos. Todo eso, en parte, tiene su origen en la huella dejada por la presencia estadounidense en nuestro país.
La historia de la Zona del Canal no es solo una página en los libros de historia; es un espejo de cómo las influencias externas se han infiltrado en nuestra forma de ser, pensar, vestirnos y relacionarnos. Nos invita a cuestionarnos: ¿hasta qué punto somos el reflejo de lo que ha pasado por Panamá y, en qué medida, seguimos construyendo nuestra propia identidad?
Quizás la clave no sea solo recordar lo que nos dejaron, sino también entender cómo seguimos escribiendo nuestra historia. Somos una nación con una identidad en constante transformación, un crisol de influencias que se mezclan y que, a pesar de las diferencias, nos definen. Y en este momento, al igual que en otros momentos cruciales de nuestra historia, es fundamental recordar que lo que hacemos hoy será la base de las reflexiones de mañana.
La constante búsqueda de identidad que caracteriza a la sociedad panameña, especialmente en un contexto tan complejo como el de Panamá, se hace notar en diversos aspectos de la vida cotidiana. El país vive en un crisol de influencias que van desde la historia colonial, pasando por la huella cultural de la presencia estadounidense, hasta las tendencias globales que hoy invaden a través de las redes sociales. Este proceso genera una reflexión sobre qué tan propios son realmente la historia y la cultura panameña.
A pesar de los esfuerzos de muchos diseñadores y marcas panameñas, la identidad de la moda en Panamá sigue siendo una búsqueda en construcción, como si estuviera en constante proceso de definición. La pregunta de "¿quiénes somos?" se extiende a muchos ámbitos, pero quizás en el campo de la moda se refleja con mayor claridad. La falta de marcas o diseñadores que representen al país de manera unificada y auténtica es un claro reflejo de la fragmentación que existe. Este desafío va más allá de lo visual, como la mola o los colores que a menudo se destacan en las propuestas locales, y toca aspectos más profundos como los valores, la esencia y la historia, intangibles necesarios en una marca o emprendimiento panameño que busca conectar de manera genuina con la sociedad.
Esa identidad desconfigurada hace que la moda panameña aún no tenga el peso y el reconocimiento que se merece. No es solo cuestión de crear prendas, sino de entender y comunicar lo que realmente se es, lo que se quiere proyectar y, sobre todo, lo que hace a Panamá único. Para que una marca local logre representar al país al 100%, no solo necesita entender su contexto cultural, sino también ser capaz de conectar de manera profunda con el público, reflejando no solo estética, sino también una visión compartida de la historia y cultura panameña.
Este es un desafío, pero al mismo tiempo, una oportunidad única para redefinir lo que significa ser panameño en el ámbito de la moda. Quizás, más que buscar algo completamente "nuevo", se trate de recuperar lo que ya está ahí, en la gente, las costumbres, la historia, y sí, también en las tensiones que han formado al país.